Cal Tet desde la pineda de ca l´Arana
El 23 de abril del año 2003, con motivo de la festividad
de Sant Jordi, la asociación Amics d´El Prat presentó un Auca del Patrimoni del
Prat de Llobregat, en la que se hacía especial hincapié en la defensa, por
parte de las autoridades competentes, de parte del patrimonio arquitectónico y
natural que ha llegado hasta nosotros: La Granja de la Ricarda, el edificio del
Centre Artesà, la Telegrafia, la pineda y la masia de Can Camins; la chimenea
de la Seda, el Molino de arroz de Ca l´Arana, la masia de Can Carlets, o el
edificio del Semáforo, en la playa del Prat.
En la actualidad, algunos de ellos
se encuentran en período de recuperación o están incluidos en planes de ayuda o
protección, por lo que esperamos poder disfrutar de estos bienes en un período
no muy lejano. No obstante, aún resta mucho por hacer y, sin duda, el camino
será largo y tortuoso.
Intentaré, a través de este humilde blog, dar cuenta de
todo este patrimonio y de aquel otro que , por desgracia, no ha llegado hasta
nuestros días. Pero, para comenzar, quería hacerlo hablando de algo más cercano
a mí, de una masia, concretamente, desaparecida de nuestro territorio el año
2002 con motivo de la afectación del Plan de Infraestructuras del Delta del
Llobregat, firmado el año 1994.
La masia de Cal Tet estaba ubicada en la zona
de la Bunyola, la más cercana al tramo final del río y muy cercana al
mar.
Lamentablemente, desconozco el nombre y las vicisitudes de todas aquellas
personas que, durante años habitaron esta pequeña edificación y que, en
condiciones infrahumanas, dedicaron su salud y hasta su vida a sacar provecho
de estas tierras antaño despiadadas y desagradecidas. No obstante, prometo
investigarlo y tratarlo en una próxima entrada, pero esa, será ya otra
historia.
Aún recuerdo con nostalgia los paseos por los alrededores de esta
finca, ya por entonces abandonada y en estado de ruina (década de los noventa),
en busca de una naturaleza siempre reservada y huidiza.
Lo mejor de este paraje
era la increíble diversidad de ecosistemas que abarcaba, ya que en un espacio
reducido, podías visitar diferentes ambientes naturales: La playa, la
desembocadura del río, la laguna y zonas húmedas de la Podrida, la pineda y la
laguna de Ca l´Arana, las zonas inundables detrás de Cal Tet o los cultivos de
la Bunyola. Era una oportunidad, irremplazable, de poder estudiar la diferente
fauna y flora del Delta del Llobregat.
Su situación ventajosa es aún
perceptible en la actualidad, ya que el mirador de la laguna de Cal Tet, en los
espacios naturales del río, está ubicado, justamente, en el lugar donde se
encontraba esta humilde edificación. Como testimonio mudo de este pasado quedan
las dos palmeras que se alzan hoy, orgullosas, junto a la cabaña de madera.
Un poco de historia
Cal Tet fue una pequeña construcción de piedra, del siglo
XIX. Su tamaño era engañoso, ya que estaba dividida en dos partes iguales, que
pertenecían a diferentes propietarios.
Las viviendas constaban de planta baja y
piso superior, que mantenían la distribución característica de las masias de
esta zona. En los bajos se ubicaban el comedor y la cocina, que incluía un
horno de pan y en la planta superior, lejos de la humedad que todo lo
impregnaba, se escondían las habitaciones.
Como todas las masias del delta,
estaba orientada hacia el mar, para aprovechar el sol de todo el día. Extraían
el agua de un pozo artesiano y en uno de sus extremos, se levantaba un lavadero
común.
La finca contaba con unas diez mujadas de tierra (49.000 m2, aprox.).
Delante tenía árboles frutales y dos grandes palmeras, que aún hoy se
conservan, dando testimonio de su emplazamiento.
Fueron masoveros de Cal Tet la
familia de Jaume Fabró i Raurich i Carmen Canillo i Costafreda y sus hijos,
Jaume, Joana, Joan y Nuri.
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