El Prat de Llobregat fue conocido, durante siglos, como “el pueblo de las fiebres”; nombre genérico que comprendía enfermedades tales como el paludismo, la disentería, el tifus y las hepatitis; provocadas por los mosquitos y el agua no potable. La falta de condiciones higiénicas en el delta del Llobregat, hasta hace muy poco, causó verdaderos estragos a nuestros antepasados, indefensos a merced de un medio hostil e inclemente. Estas son pequeñas historias de aquella gente, marcada por la insalubridad, la pobreza, la incultura, la violencia, el trabajo y el sudor pegado al cuerpo, pero sobre todo, por un amor desmedido hacia esta tierra.

sábado, 16 de febrero de 2013

El crimen del Prat (2/4)


LA DETENCIÓN
El encargado de los Mozos de Escuadra, señor Iglesias, se personó la mañana del miércoles en el domicilio del acusado, en Barcelona, siendo recibido por la esposa de Juan Rivera. Juana Mas aseguró a las fuerzas de orden público que su marido había pasado la noche en casa y que había marchado al trabajo a la hora de costumbre. Los Mozos de Escuadra detuvieron al sospechoso en la fábrica de maderas que el señor José Tayá poseía en Hostafrancs (Barcelona), ante la incredulidad de sus compañeros, que aseguraban que había llegado a las seis de la mañana, y no había mostrado ningún síntoma de anormalidad.
Juan Rivera, a pesar de sus negativas, fue trasladado al Prat de Llobregat, donde tras ser reconocido por las víctimas, tuvo que ser protegido por las fuerzas de seguridad de un intento de linchamiento por parte de los vecinos. Desde allí, fue custodiado hasta el juzgado de instrucción de Sant Feliu de Llobregat, donde prestó declaración, y posteriormente ingresó en la prisión del municipio.


Fotografia publicada en la revista "Mundo Gráfico", de fecha 6-5-1914, en la que aparece el juez tomando declaración a los testigos. Probablemente, las personas sentadas en el bando sean: Carmen Comas Ràfols, Teresa Vallhonrat Vallhonrat y Consuelo Vallhonrat

LOS HERIDOS
Como consecuencia de la agresión, Domingo Vallhonrat Comas tuvo que ser atendido por el doctor Barraquer que le practicó la extracción del ojo izquierdo; su esposa, Antonia Vallhonrat, sufrió numerosas contusiones en la cabeza y fractura de los dos brazos, y su hijo, Domingo, diversas heridas en rostro y cráneo. Mientras tanto, Pedro Escoda y Sabaté, natural de Pratdip, en Tarragona, fue ingresado en el Hospital Clínico de Barcelona en estado crítico. El día 7 de mayo, ocho días después de que se produjeran los hechos, falleció como consecuencia de las terribles heridas sufridas.
Todos los establecimientos y casas del Prat de Llobregat cerraron ese día en expresión de duelo. El alcalde, el juez y el rector, acompañados de los vecinos e instituciones del municipio, emprendieron una concurrida procesión hasta el hospital para honrar y reclamar el cuerpo de la víctima. Le dedicaron un solemne oficio y responso en la capilla del señor Mas, en la iglesia parroquial, seguido por un público numerosísimo, y posteriormente fue trasladado al cementerio de la población, donde se le dio sepultura, entre muestras de dolor e indignación.

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