El Prat de Llobregat fue conocido, durante siglos, como “el pueblo de las fiebres”; nombre genérico que comprendía enfermedades tales como el paludismo, la disentería, el tifus y las hepatitis; provocadas por los mosquitos y el agua no potable. La falta de condiciones higiénicas en el delta del Llobregat, hasta hace muy poco, causó verdaderos estragos a nuestros antepasados, indefensos a merced de un medio hostil e inclemente. Estas son pequeñas historias de aquella gente, marcada por la insalubridad, la pobreza, la incultura, la violencia, el trabajo y el sudor pegado al cuerpo, pero sobre todo, por un amor desmedido hacia esta tierra.

sábado, 9 de febrero de 2013

La granja modelo de la Ricarda II

Vista actual de la Granja de la Ricarda

Ocaso

La Granja de la Ricarda dejó de ser operativa hacia los años 30, después de más de veinte años de servicio ininterrumpido. Resulta muy difícil establecer una causa concreta, ya que como casi siempre ocurre, seguramente sería una concatenación de varias de ellas. Tal vez fuese provocado por las continuas huelgas en las que se vio envuelta, o tal vez por problemas de distribución… Fuese cual fuese la causa, lo cierto es que a partir de los años 30, la Casa de las Vacas dejó de ser rentable y cerró sus grandes puertas de color verde oscuro.
La vaqueria continuó siendo propiedad de la familia Bertrand hasta los años ochenta. Durante más de una década, aquellas magníficas instalaciones, que antes habían sido consideradas como “Granja modelo”, fueron utilizadas como granero o almacén de útiles y herramientas agrícolas.
En el verano de 1992 fue adquirida por Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea), con el fin de albergar en ella un futuro Museo de la Asociación de Amigos de la Aeronáutica, aunque a punto estuvo de desaparecer, pasto de un extraño incendio, el 30 de junio de 1993.
Durante el período de tiempo que estuvo en funcionamiento, la Granja de la Ricarda se convirtió en un lugar de interés social, frecuentado por estudiantes, deportistas, nobles, políticos o empresarios de maquinaria agrícola, que convirtieron esta finca en un punto de encuentro social, pedagógico y político.




Una nueva vida, una nueva función

La Casa de las Vacas vió amenazada su supervivencia al verse afectada por el proyecto de ampliación de la pista principal del aeropuerto. Y seguramente, su destino hubiese sido cuanto menos incierto, de no ser por que el Ayuntamiento del Prat de Llobregat, acogiéndose a la ley de Patrimonio Cultural Català de 1993, declaró el edificio como “Bien cultural de interés local”. El Ayuntamiento negoció con Aena la conservación de los elementos arquitectónicos más destacados. El año 2006, Aena encargó al arquitecto Lluís Domènech, nieto del modernista Domènech i Montaner, el proyecto de desmontaje, catalogación y almacenamiento, de los elementos más singulares del edificio, tales como la estructura metálica, la cubierta y los elementos decorativos de cerámica. El nuevo edificio reconstruido, con una superficie de unos 4000 m2, tendrá carácter pedagógico y lúdico. Albergará un centro de divulgación del patrimonio cultural y natural del delta, con exposiciones itinerantes y permanentes, así como un restaurante y diferentes sedes de entidades naturalistas. Los visitantes podrán conocer las principales características del medio natural del delta del Llobregat (río, lagunas, marismas, pinares y playa), de su rica agricultura y de las obras de ingeniería hidráulica previstas o llevadas a cabo. Asimismo, el museo acogerá la reconstrucción del antiguo molino de arroz de Ca l´Arana, que fue desmontado de su ubicación inicial, en una pequeña isla en la desembocadura del río Llobregat y restaurado en una operación premiada por la Associació del Museu de la Tècnica de Catalunya.

Pero todo eso, será a partir del año 2013.



(1). “La innovación tecnológica como factor de reubicación de la producción láctea”. Joan Rafols Casamada.
(2). La Vanguardia. 26-07-1915. Pág. 3.

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