El bimotor Douglas DC-2, con capacidad para 14 personas,
transportaba en aquel fatídico viaje a 11 viajeros: 9 pasajeros y 2
tripulantes.
Como consecuencia del brutal impacto y el posterior
incendio, murieron 7 de ellos, pero podían haber sido muchos más...
Remei Castells, que se encontraba en la cocina del número
5, donde había impactado el ala del avión, había salido hacía cinco minutos a
comprar cerillas.
Antonio Ruíz, que residía en el número 9, había
abandonado la habitación donde cayó parte del fuselaje, diez minutos antes.
Y por suerte, la vivienda del número 7, donde residía el
matrimonio Martos con sus cuatro hijos, y donde se produjeron los mayores
daños, se encontraba, en aquel momento, vacía.
Los cadáveres, difíciles de identificar por el lamentable
estado en que se encontraban, fueron trasladados al depósito del Cementerio
Municipal, donde se instaló la capilla ardiente.
Entre las víctimas se contaban eminentes personalidades del
mundo de la medicina y la indústria de Barcelona:
Doctor Joaquín Espinosa Ferrándiz. 40 años de edad.
Desempeñaba en Barcelona los cargos de jefe de Seguros Médicos Sociales,
profesor auxiliar de Higiene y Microbiología de Medicina, jefe de Servicios de
Higiene Infantil de Sanidad Nacional, asesor médico de la Sección Femenina de
la Falange, consejero de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros y
profesor auxiliar de la Factultad de Medicina.
Doctor Tomás Vives y Vives. 31 años de edad. Jefe del
Parque de Farmacia Municipal y jefe de los Servicios Farmacéuticos del
Ayuntamiento de Barcelona.
Don José María Escardo Valls. 44 años de edad. Intendente
mercantil de las empresas Compañía de Hilaturas Fabra i Coats, S.A., Proveedora
Ibérica, S.A., Eléctrica Ibero-Americana, S.A. y Unión de
Fabricantes Exportadores de Redes, S.A.
Don Juan José Núñez Platero. 33 años de edad. Conocido
impresor barcelonés a cargo de las empresas INGRAP, Imprenta Núñez,
Sistemas de Control y Papelera del Mijares, S.A..
Don Ramón Sanllehi Masdevall. 49 años de edad. Consejero
de una entidad bancaria de Barcelona y presidente del Girona F.C. (1939-1940).
Fallecido, víctima de las heridas acaecidas, en el Hospital Clínic de
Barcelona.
El último cadáver encontrado corresponde, al parecer, al
súbdito norteamericano Mr. Bamble. Aunque no he conseguido averiguar nada
acerca de él.
Entre los afortunados supervivientes al terrible
accidente se encontraban 4 personas:
Mr. Mc. Lane. Súbdito norteamericano, de 45 años, que
presentaba quemaduras en manos y piernas y magulladuras por todo el cuerpo.
Vicente Boluda. Empleado de Telefónica, que presentaba
cuadro de magullamiento general.
Señores Milles y González, tripulantes del DC-2
accidentado.
Ninguna de ellas, revestía gravedad.
Según cuentan las crónicas, durante semanas, un
desconocido estuvo visitando el lugar del suceso, para llorar la muerte de un
familiar. Es la parte desconocida de toda tragedia. Por que cada trágico suceso
conlleva un doble dolor: De una parte, el de las vidas inocentes que se
pierden... De otra, el de los familiares y amigos que quedan desconsolados.
A día de hoy, nada queda en la calle del Prat, que
recuerde aquel triste acontecimiento, a pesar de que las viviendas implicadas
continúan prácticamente inalteradas.
El tiempo, que todo lo borra, ayuda a olvidar nuestras
penas y glorias. Pero, mientras permanezca el relato de los hechos y la
voluntad de leerlos, siempre quedará un rincón para la memoria...
...aunque en este caso sea triste la evocación.
Sabemos que los avances sociales tienen un coste y el desarrollo de la Aviación conlleva, tristemente, su cuota de trágicos accidentes. Es una fatal estadística y éste aquí referido es parte de ella, solo nos queda agradecer al autor de esta crónica el que nos haya ilustrado con su recuerdo.
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